laranxoquinto

El 11 de septiembre de 2013 comenzaba mi aventura. Temerosa, llena de miedo y nervios salía de mi casa a las 8.50 de la mañana, ¿llegaré a tiempo? ¿Qué me encontraré al llegar? ¿Cómo serán? Éstas, eran muchas de las preguntas que pasaban por mi cabeza… Un paso, otro paso, otro más… Así fui llegando al colegio, un sitio nuevo, lleno de gente nueva, pero con muchas ganas. Llegué a la puerta temblándome las piernas, ¡no os podéis imaginar cuanto! Pero poco a poco fui subiendo uno a uno los escalones. Todo eran sonrisas y caras nuevas, la gente muy amable, se paraba a saludar y a presentarse, “lo que necesites no dudes en pedirlo” –decían.

Con todos los nervios que tenía encima me detuve frente a una puerta con un gran 5º en ella, ¿qué me esperaría detrás? Tomé aire, toqué a la puerta y entré. Allí estabais todos vosotros, expectantes. Dos profesoras nuevas, un curso nuevo… yo creo que estabais igual o más nerviosos que yo, pero shhh eso es un secreto.

Tras esa puerta se escondían 28 personas con las que viviría los próximos tres meses, y os aseguro que nunca pensé que fueran a ser así.

Fueron pasando los meses día a día. Cada mañana a las 9, de lunes a viernes, estabais allí dispuestos para que yo aprendiese. Sí sí, habéis leído bien, para que yo aprendiese. Y es que día a día de estos tres meses, aprendí algo nuevo, aprendí lo que significa ser maestra. Y todo eso, os lo debo a cada uno de vosotros.

De María, aprendí lo que realmente supone, no solo llevar una clase, si no lo que significa ser maestra en todos los sentidos. Desde el aula en la que vosotros nos esperáis, hasta todo el trabajo que vosotros no veis, pero que es tan importante. Desde dar una clase, a preparar actividades. Desde lo que es un niño, hasta lo que es una clase entera. Todo lo que este trabajo engloba, me lo enseñó, de forma desinteresada y siempre dispuesta a enseñarme algo más.

Pero no solo aprendí de María, que tanto sabe, sino que también aprendí de vosotros. Aprendí como hablaros, a entenderos, a tener paciencia y responder cada una de vuestras preguntas. Aprendí de todas vuestras inquietudes y formas de actuar. Aprendí el significado de una buena nota, pero también lo mucho que duele cuando el esfuerzo no es suficiente. Aprendí que cada día hay algo nuevo que enseñar, a observaros y pensar como hacerlo para que os divirtáis aprendiendo. Aprendí también el significado de saber algo nuevo, porque cuando aprendemos cosas nuevas que nos gustan, nuestro interés es mayor. Aprendí a escucharos e intentar entender lo que pasa por vuestras cabecitas de niño. Pero también aprendí que los maestros nos equivocamos, cometemos errores, que no somos perfectos, pero que cada día nos esforzamos por llegar a vosotros y enseñaros todo lo que sabemos y lo que vosotros queréis saber.

Fueron tantas cosas las que aprendí y me enseñasteis, que un texto como este, no es suficiente para decirlas todas. Se puede resumir en que aprendí a aprender, y aprender para enseñaros a vosotros.

Quizás haya cosas de las que digo que os cueste entender, pero si tuviera que decir lo que significa ser maestra para mí, os diría que ser maestra es aprender dos veces, aprender lo que tengo que enseñaros y aprender de vosotros.

Estos tres meses, fueron realmente inolvidables. Tanto, que hoy me cuesta escribir estas palabras y no pensar en todos los sentimientos que me hicisteis sentir, en lo mucho que voy a echar de menos no entrar en esa clase cada mañana y ver vuestras caras, pero también en lo feliz que fui enseñándoos lo poco que sé.

Mis prácticas fueron increíbles, no hay una palabra que lo defina mejor, porque me enseñaron lo que significa ser maestra, y que el camino que elegí me va a traer mucha felicidad. ¿Y os cuento una cosa? Ese camino, empezó con vosotros.

Solo me queda pediros una cosa, ¡sed buenos y aprended! para que nuestros termómetros de paciencia no lleguen a su límite, y que vosotros lleguéis a aprender todo lo que a vuestros maestros y profesores les queda por enseñaros. Pero también aprended de vuestros compañeros, porque cada persona puede enseñarnos algo.

Vosotros me enseñasteis a mejorar, a ser mejor en lo que me gusta, y por eso solo puedo decir ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS MONSTRUÍTOS, MIS MONSTRUÍTOS!

Os echo de menos.

Laura